El Pastor James Corrales nos enseña hoy que no debemos despreciar lo que ha sido dado por el Señor. Como ejemplo se describe lo sucedido con Esaú cuando despreció su primogenitura y la vendió a su hermano Jacob por un plato de lentejas. Al final no fue ungido con la bendición y debió terminar con el designio de servir a su hermano.
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