El Amor de Dios es infinito e inexplicable, incondicional e inigualable. El enemigo en cambio está pendiente de cómo servimos, llega para robar y matar la comunión y nos lleva a cometer errores como a Eva y a Adán. El Señor después del error nos sigue cuidando y amando de forma inmerecida. A Dios le duelen nuestros errores y sin embargo no nos descuida, nos sigue amando.
IPUL Oregon
