Dios de pactos II. Un pacto es como un contrato, con una validez. Como en un ejemplo con un testamento que es totalmente correcto y legítimo, la aparición de un nuevo testamento más reciente lo hace inválido. Asimismo se ha establecido un nuevo pacto, con ese sacrificio que Jesucristo hizo en la cruz; se estableció el tiempo de la Gracia, asumiendo el pago, el castigo. Este nuevo pacto invalida el pacto anterior de la ley o el anterior incluso que indica que estamos condenados a morir por el pecado original. Al ver la historia nos damos cuenta que Dios nos ha llevado por pactos. El primer pacto es el pacto del Edén o Edénico, haciendo al hombre responsable de poblar la tierra, labrarla, señorear sobre los animales; con protección. Hay condiciones en los pactos. Al violar el pacto llegó la muerte. El segundo pacto es con Adán, con una maldición a Satanás, representado en la culebra. Dios no puede ser engañado. La vida de Adán y Eva fuera del Edén es como la vida hoy en día del ser humano que no está con Dios. Luego vino el pacto con Noé, el Noénico. Tiene como símbolo el Arco Iris. Noé entendió que Dios podía quitar, pero también podía dar. Dios promete no volver a destruir la tierra. Sigue el pacto con Abraham, el Abrahámico. Termina al establecer el nuevo pacto con Moisés, el Mosaico. Cuando hagas pacto con Dios no le trates a ayudar a Dios, él es el mejor experto, déjalo actuar. Es la Ley, con el Deuteronomio, que significa nueva Ley. Condición es guardar el sábado. Siguen otros pactos como el palestínico, luego el de David o Davídico. Luego viene silencio. Para luego tras la opresión romana nace Jesucristo y trae el nuevo pacto, el pacto eterno, ahora también abierto a los gentiles, desde la cruz del calvario. Este pacto es incondicional, sólo necesitas llegar a él.
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